Las monjas abandonaron el convento hace unos años debido a lo avanzado de su edad.
Hace unos treinta años, jugando el campeonato inter empresas que se disputaba en el anexo, alguna vez me tocó ir en busca de un balón que había caído en su terreno y me lo devolvieron por el torno con una sonrisa.
Anécdota aparte, hay que decir que la SD Éibar siempre mantuvo unas relaciones excelentes con las religiosas, pero desde que se fueron se encarga del recinto un ciudadano que tiene allí activo un gallinero, una huerta y repito 20 balones retenidos, se niega a devolverlos.
Lo curioso es que esta persona es socio y accionista del Éibar. ¿porqué se comporta de esta manera? .Ni idea.
