En su cerebro, dispone de un dispositivo GPS, que parece incorporado de fábrica.
El destino de ese GPS personalizado siempre marca la portería contraria.
De hecho, la próxima semana se acercarán a Ibarra varios científicos de la universidad de Oxford para estudiar su caso y establecer si esa prodigiosa facultad le viene por predisposición genética o se debe al microclima de la zona.
QUE GRANDE ERES JON
