He esperado el paso de unas horas para dar mi modesta opinión sobre lo que pasó ayer, pero sigue siendo igual de negativa.
Ante el peor equipo que ha pasado por Ipurua, después del Burgos, hemos repetido los errores que durante toda la temporada nos han condenado a ver los partidos de casa observando al mejor delantero de la categoría totalmente desaprovechado, esperando que pasen los minutos para ver si suena la flauta y marcamos. ¡¡¡ Arru alejado de los centrocampistas 30,40 y hasta 50 metros !!!. Menos mal que Arru además de un buen jugador es un gran profesional y no le importa que sus compañeros se queden mirando desde la raya que divide el campo en dos mitades, mientras él presiona una y otra vez la salida del balón. Mikel, yo en tu lugar les diría cuatro cosas.
Cuanto desgaste para nada. Hay que poner cerca de Arru gente que aporte el mismo nivel de trabajo que él: Abaroa,Gabri,Aketxe… Gabri ya funcionó de pareja de Arru, pero para que mantener algo que funciona, es mejor volver a repetir una y otra vez el mismo error. Pim pam pim pam y vuelta la burra al trigo. La fórmula perfecta sin duda para que los 700 de los sábados se conviertan en 400. Yo desde luego, me lo pensaré mucho antes de perderme una buena siesta para ver como se mantiene el actual “espectáculo”.
Cuando vi la ausencia de Abaroa en la alineación inicial empecé a ver negros nubarrones (no hablo precisamente del sirimiri), sobre el panorama que nos esperaba a los pocos que ayer nos dimos cita en Ipurua. Efectivamente, vimos una vez más la película del desaprovechamiento de Arru, las carencias en defensa de la banda izquierda, a unos extremos del nivel físico de los abuelos del Unión, el paso sin perdón de los minutos esperando un milagro...
Lo mejor del partido fue la despedida que dio la afición a Lombraña cuando fue cambiado.



Todos y cada uno de los que estuvimos allí le apaludimos. Este tipo de jugadores son los que me hacen mantener un poco la fe en la posibilidad de no echar a la basura la temporada.