Allí empezó nuestro periplo por diversas puertas de acceso al estadio, el empleado de turno nos comentó: os han dado estas entradas por error, tenéis que dirigiros a la puerta tres o seis, si tenéis dudas pasaros por la ventanilla de incidencias.
Hombre, de inicio ya teníamos una gran duda pues nos mandaba a dos puertas distintas. La cosa pintaba mal. Pero efectivamente lo que empieza mal puede acabar peor, tampoco nos dejaron entrar por esos accesos.
Procedía dirigirse a la ventanilla de incidencias, seguro que nos aclaraban el tema. Allí había un señor que con enérgica decisión, boli en ristre, trazó un 26 sobre mi entrada, parecía que había terminado nuestra visita turística por las puertas del Pizjuan, pero efectivamente habéis acertado, en la 26 tampoco nos permitieron entrar, nos mandaron a la contigua, la 27.
Por fin entramos al estadio, el cielo se abrió y dejó de llover, una muy buena noticia, pues la grada que nos tocó en suerte era descubierta.
La peña Eskozia la Brava etiquetada injusta y absurdamente como "ultra" por el diario marca, lo tuvo peor, a ellos sí que les tocó vivir una auténtica odisea.
Al tour por las puertas del estadio, se sumó otro desgraciado incidente. El perspicaz dispositivo de seguridad, les mandó desplegar su pancarta de identificación ante una cámara. Desde el interior, llegó la voz del responsable: esa pancarta no puede entrar por motivos políticos. ¿Que ponía en la pancarta? simplemente “Eskozia la Brava”.
El responsable de seguridad les dijo: podéis entrar pero la pancarta se queda aquí, a lo que ellos se negaron pidiendo la presencia de la Policía. Veinte minutos después, con el encuentro ya bien comenzado, apareció la Policía y al igual que en el Calderón se demostró que son más eficientes que los seguratas. Por fin pudieron entrar.
Esta es la liga de Cardenal, Tebas y Villar, auténticos inútiles vividores que son incapaces de elaborar un plan de seguridad en los estadios que resuelva los problemas sin crear otros adicionales, no menores, separando el polvo de la paja, esto es, los ultras de los aficionados normales.
Aparte del desmadre de acceso, fue un lujo ver de cerca la impresionante animación de los Biris en el estadio.
Aunque más impresionante fue la actuación del equipo armero, cada día más conjuntado y eficaz, demostrando que está todavía en pleno progreso y sin alcanzar su techo, ¿Dónde está el límite de este equipo?.
Francamente lo desconozco, pero sí sé que el Valencia lo tendrá muy chungo el próximo fin de semana, porque…
VAMOS A GANAR AL VALENCIA

GORA EIBAR
